Generalmente suelo ser optimista, pero a últimas fechas cuando me despierto escucho una horrible vocecilla que dice muchas tonterías, intento no hacerle caso, quiero creer que no existe, es una voz chillona que siempre se está quejando, yo trato de no hacer caso y seguir con mis actividades diarias, pero no es posible, se encuentra por todos lados, diario y en todo momento como si quisiera penetrar hasta el fondo de mi mente. Yo me pregunto ¿todos la escuchan? Es una voz desagradable que escucho en el camión, en algunos restaurantes, en alguna habitación de mi propia casa, y no es solamente por la mañana, la escucho por las tardes, algunas veces por la noche y pienso si no algún ser del inframundo como los reptilianos me estará tratando de lavar el cerebro con ideas por demás estúpidas, intento cuidarme, hacerme a un lado cuando la escucho, salir del lugar, pasear por el parque, aunque ahí también en algunos momentos la llego a escuchar, no siempre, pero si en algunas ocasiones, por eso el parque es mi mejor refugio. Esa horrible y extraña voz habla de una tal transformación de cuarta con ideas, como ya dije, por demás estúpidas. Precisamente en este momento la estoy escuchando que viene desde otra habitación de mi casa, me da miedo, no quiero ir a investigar de que se trata y mejor cierro la puerta de mi habitación, no vaya a ser que esa horrible voz me lave el cerebro como lo ha hecho con algunas personas que conozco que ya sólo van por la vida repitiendo mafia del poder, fifi, neoliberalismo, y todo un cúmulo de frases que ni entienden, pero repiten como loros. Cuando me he atrevido a preguntar a alguien sobre esa espantosa y plañidera voz, me dicen con gusto que ellos también la escuchan, pero les causa el efecto contrario que a mí, a ellos los domestica, a ellos los hace repetir esas frases de crítica contra quienes ya pasaron a la Historia y van como zombies por la vida muy contentos de estar siendo programados por esa especie de sátrapa reptiliano. Algunas veces he visto de dónde sale esa voz y no me causa ninguna empatía, todo lo contrario, me da un cierto escalofrío como si se tratara de un ser de otra dimensión que ha venido a fastidiarnos la vida. Sigo sin entender como esa voz chillona que proviene de un ser avejentado y con cara de amargura ha llegado a robotizar a mucha gente que yo consideraba gente pensante. Tal vez sea porque lo escuchan a todas horas y precisamente por ello ya llegó a amansarlos, yo por eso le huyo, lo evado, trato de no escuchar esa sarta de sandeces que repite hasta el cansancio la dichosa vocecilla, incluso hasta he dejado de escuchar el radio, no sea que termine yo también programada para besarle las manos al maligno. Porque aunque parezca imposible hay quien se desvive por verle y por tocarlo cual si fuera la reencarnación de algún demiurgo poderoso. Por eso procuro tener mi mente alerta y mi pensamiento claro, firme, no vaya siendo que el anticristo haya llegado y se esté apoderando de la voluntad del pueblo.
